MENSAJE DE NAVIDAD
Nos preparamos una
vez màs para celebrar el nacimiento de Jesùs . No hagamos de esta fecha una
vivencia externa, permitamos ahora que su significado se realice como vivencia
interna, haciendo de nuestros corazones terreno propicio para que la semilla
florezca en hechos y pensamientos que se traduzcan en entendimiento, tolerancia
y amor hacia todos y cada uno de nuestros hermanos. Quièn de nosotros no ha
tenido momentos difíciles y quièn no desea vivir en armonìa y serenidad. Todos
tenemos en nuestras manos y corazones las herramientas necesarias; parte
de la abundancia de nuestro creador, para hacer un mundo mejor; para hacer de
nosotros vehìculos de paz; para convertirnos en fuentes de luz y serenidad;
para aprender a escuchar y dar.
Es necesario que cada uno de nosotros aprenda a manejar lo que se nos ha dado, sin egoìsmo, en beneficio de todos; cambiar la crìtica destructiva en actitud positiva; la consideración por el dolor ajeno con la conciencia que yo puedo tener esa misma dura experiencia y hacer lo que me gustarìa que otros llevaran a no acabo para conmigo.
Reconociendo el libre albedrio y nuestro poder creador somos nosotros los ùnicos responsables de la violencia o la paz, la felicidad o la desdicha; llego el momento en que digamos no màs a la ignorancia de esta verdad y comencemos a hacer honesta y conscientemente un mundo mejor; que nos perdonemos a nosotros mismos igual que a los demàs por los desequilibrios ocacionados para cuando nos toque entregar el inventario podamos decir. “Señor tu me diste la vida y todo lo necesario para hacer el mejor bien o el peor mal con ella; te entrego satisfecho la cosecha de lo que he sembrado, consciente que hice lo mejor de acuerdo a tus leyes”.
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