Serenar el alma
Si
miramos hacia atrás observaremos que nuestra vida nos ha colmado de momentos
maravillosos que enriquecen nuestra existencia. Todos seguramente podemos
recordar con placer la cantidad de risas y canciones compartidas con nuestra
familia, amigos, compañeros de camino, pero también, vemos todos
los sueños,
metas y objetivos alcanzados que nos permite decirnos "yo si puedo".
Sin embargo, también contactamos con el dolor, la frustración, fracasos y todos esos momentos en los que sentimos que nada sale bien, que se hace cuesta arriba seguir adelante y se pierde en ocasiones el optimismo.
En estos momentos es cuando nos fortalecemos, despertamos, evolucionamos y es exactamente lo que necesita nuestra alma para crecer y lograr alcanzar el objetivo vital que justifica nuestra existencia.
Cada uno de nosotros nace para trabajar y evolucionar algunos aspectos personales y lo interesante es que, hasta que no aprobemos ese examen que impone la vida, no seguimos al siguiente, por lo que, ¿de qué sirve quejarse?
Sin embargo, también contactamos con el dolor, la frustración, fracasos y todos esos momentos en los que sentimos que nada sale bien, que se hace cuesta arriba seguir adelante y se pierde en ocasiones el optimismo.
En estos momentos es cuando nos fortalecemos, despertamos, evolucionamos y es exactamente lo que necesita nuestra alma para crecer y lograr alcanzar el objetivo vital que justifica nuestra existencia.
Cada uno de nosotros nace para trabajar y evolucionar algunos aspectos personales y lo interesante es que, hasta que no aprobemos ese examen que impone la vida, no seguimos al siguiente, por lo que, ¿de qué sirve quejarse?
Entonces serena tu alma, me
refiero a que llegó el momento de hacer una pausa en la vida tan agitada y tal
vez tomar el volante de tu vida y girarlo en otra dirección y hacer los cambios necesarios
para continuar el camino… hacia la evolución.
A veces es necesario transitar una parte del camino en soledad, otras veces acompañado y aparecerán los maestros para orientar o sugerir opciones que debemos escuchar para encontrar las mejores alternativas vitales.
Entretanto, les invito a desarrollar la intuición, a fortalecer el maestro que vive en cada uno de nosotros y escuchar su voz interior; desde ese lugar, es decir, mirando adentro hallarás la solución, recordando que cada ser humano guarda en sí mismo toda la sabiduría que conviene a ese reto vital.
En este sentido, para serenar el alma aprende a orar, a meditar, a respirar y a regalarte cada día 5 minutos para reflexionar, revisar lo realizado y buscar mejorar.
Cada amanecer nos brinda la oportunidad para engrandecernos como personas, para fortalecer el amor, la bondad, la solidaridad, la justicia y el hacer valer nuestros derechos.
Si cada ser humano busca conscientemente ser mejor persona, tendremos hogares más sanos y un país con más salud mental, pero los cambios de paradigma y formas de actuar se construyen cada día y con mucha voluntad.
Por lo que dejemos a un lado la queja y entendamos que lo que nos sucede es lo que nuestra alma necesita para evolucionar, busquemos nuestra paz interior y desarrollemos nuestro yo interno, nuestra luz interior que iluminará la ruta a seguir, enriqueciéndonos cada día y cultivando los valores que engrandecen nuestro ser.
A veces es necesario transitar una parte del camino en soledad, otras veces acompañado y aparecerán los maestros para orientar o sugerir opciones que debemos escuchar para encontrar las mejores alternativas vitales.
Entretanto, les invito a desarrollar la intuición, a fortalecer el maestro que vive en cada uno de nosotros y escuchar su voz interior; desde ese lugar, es decir, mirando adentro hallarás la solución, recordando que cada ser humano guarda en sí mismo toda la sabiduría que conviene a ese reto vital.
En este sentido, para serenar el alma aprende a orar, a meditar, a respirar y a regalarte cada día 5 minutos para reflexionar, revisar lo realizado y buscar mejorar.
Cada amanecer nos brinda la oportunidad para engrandecernos como personas, para fortalecer el amor, la bondad, la solidaridad, la justicia y el hacer valer nuestros derechos.
Si cada ser humano busca conscientemente ser mejor persona, tendremos hogares más sanos y un país con más salud mental, pero los cambios de paradigma y formas de actuar se construyen cada día y con mucha voluntad.
Por lo que dejemos a un lado la queja y entendamos que lo que nos sucede es lo que nuestra alma necesita para evolucionar, busquemos nuestra paz interior y desarrollemos nuestro yo interno, nuestra luz interior que iluminará la ruta a seguir, enriqueciéndonos cada día y cultivando los valores que engrandecen nuestro ser.
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