lunes, 20 de septiembre de 2010


Revive tu confianza

 

 

La confianza es un ingrediente esencial para casi todo: la confianza en uno mismo como persona, como trabajador, deportista, artista… Si un deportista pierde la confianza empieza a bajar su rendimiento. Si no tienes confianza en el médico que te trata o en la medicina que te prescribe, es posible que no tengas buenos resultados.

La confianza es la plataforma emocional con la que nos podemos ir moviendo a través de los cambios en la vida, acercarnos a lo que queremos.

¿Confías en ti? ¿En qué basas tu confianza? Podemos basarla en nuestras capacidades y experiencias, y decirnos: Sé que me va ir bien en esta conferencia, ya lo he hecho antes.

¿Y qué pasa cuando necesitamos confiar a ciegas, confiar o más bien, tener fe? Hay momentos en que necesitamos confiar de que llegará un pedido a tiempo, de que emitirán una carta aval a tiempo para pagar la clínica ¡antes que se presente el parto! Confiar o tener fe en que se unirá el espermatozoide y el óvulo en un costosísimo tratamiento de fertilidad; en que resultará un tratamiento médico para salvar la vida de alguien…
Aquí se trata entonces de confiar en Dios, en la divinidad, en un orden superior, en algo superior. "Como un grano de mostaza", o sea, sería necesario sólo un poco de fe para mover montañas,  como siempre nos han dicho la mayoría de las religiones y corrientes espirituales.

¿Cómo cultivas tu fe? A mí me ha servido hacer un recuento de todas las veces que me ha llegado una ayuda Extraordinaria de una manera que sólo podía venir de Dios, mis ángeles, mis maestros, mis guías. Me pongo a recordar cómo me han ayudado y me han dado señales de muchas maneras, y ¡Gracias a Dios! Me llenan de confianza de nuevo.

"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece".

Creo que cuando damos cabida a la confianza y la fe, abrimos aunque sea una rendijita, y entra una luz y podemos empezar a recibir ayuda.

Mientras más confianza tenemos en nosotros, en Dios, mejor nos va, podemos andar mejor aunque estemos en medio de una crisis global; y al revés: mientras más miedo y desconfianza tenemos, menos vemos las posibilidades de salir del hueco.

Si la falta de confianza es sinónimo de miedo, el antídoto sería el amor. El amor por nosotros mismos, el amor a nuestras familias, a lo superior, a Dios….Amor y entrega.

Revive tu fe.

Recuerda un momento en que tuviste mucha confianza en ti, confianza y fe en que recibirías la ayuda que necesitas, confianza en Dios. Siéntate a revivir ese momento, observa lo que observabas en ese momento, escucha lo que oías en ese momento, métete en esa sensación, imprégnate de esa sensación de nuevo.

El cerebro no distingue si es imaginación o lo estás viviendo, y producirá los químicos que te impulsarán la energía en el cuerpo, las endorfinas, la adrenalina positiva…

Hazlo y verás cómo revives tu confianza, aunque sea un poco, y mientras más constancia le pongas aumentarás más tu confianza.


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