sábado, 30 de octubre de 2010

La magia de dar
Dar a otros parte de tu dinero, conocimiento, tiempo, amor, etc. es una manera inmediata y loable de alimentar tu alma.


Diversos estudios publicados en revistas médicas y de psiquiatría han comprobado que cuando das una ayuda a otro aumentas tus niveles de dopamina, que es un neurotransmisor relacionado con el placer y la gratificación. Además, sentirte útil te ayuda a liberar tensiones físicas y emocionales, por lo que mejora tu salud integral también.

Hay quienes piensan "no tengo tiempo para ayudar, apenas me alcanza el tiempo para mi trabajo y las responsabilidades con mi familia". La falta de tiempo no tiene que ser un impedimento. En la oficina, en la calle, en cualquier momento, puedes regalar una sonrisa; dar un saludo de verdad, o sea, prestando atención a la respuesta del otro; darle un minuto de tu tiempo para escucharlo; felicitar a un compañero por su trabajo.

Tal vez no te das cuenta de todo lo que das o de todo lo que puedes dar. Hay muchas formas: enviar un mensaje a alguien (pero un mensaje tuyo de verdad, no las cadenas impersonales); hacer una llamada para decir "te llamo sólo para darte un abrazo por aquí"; sostenerle la puerta a alguien para que pase; decir un cumplido; ofrecer llevar a alguien que no tenga carro; darle el asiento a otro en el transporte público; sorprender con un café; hacer una donación; regalar caramelos en la oficina; decir una oración o plegaria por un amigo o por el amigo de un amigo.

Dar una ayuda como voluntario da enormes satisfacciones. Piensa que puedes ayudar en instituciones que se encargan de niños sin hogares, de ancianos, etc.

Límites sanos

Como siempre, el equilibrio es beneficioso. Hay personas que parecieran vivir sólo para ellas, sin ayudar nunca a nadie. Mientras, hay quienes se desviven por los demás, no se sienten con derecho a decir no, se sacrifican por los otros y no tienen vida propia. Si una persona sólo vive para ayudar a otros y no pone límites, se agota y puede terminar resentida. Se convierte en el Salvador, ese que da ayuda sin que se la pidan, se entromete demasiado con la escusa de "sólo quería ayudarte" y muchas veces su ayuda no es lo que realmente necesita el otro.

Dar al otro es también darle la oportunidad de que se sienta valioso, útil y capaz de hacer las cosas por sí mismo. Como reza el dicho: enseñar a pescar más que dar el pescado. Por eso, cuando verdaderamente no quieras dar, date a ti mismo el permiso de decir no, así también estás ayudando al otro, siendo auténtico tú y dándole la oportunidad al otro de que resuelva de distinta manera.

Algunas personas sólo dan por compromiso, por obligación, por temor al qué dirán. Hay quienes dan por la gran alegría de dar, porque han hecho del dar, del servicio a otros, su manera de vivir, su misión de vida. Cuando uno da de corazón se llena de la satisfacción de haber hecho lo correcto, ¡nos colma la alegría de ver el alivio y el cambio en el otro! Es realmente gratificante ayudar a otros. Es como dicen en metafísica: todo lo que das se te devuelve. Cuando das con amor, se te devuelve amor.

Ayuda a otros, recuerda que ese otro también es parte de la humanidad, es parte de lo que tú eres. Si nos ayudamos más los unos a los otros, avanzamos todos. Recordemos que en el otro también está Dios.




martes, 26 de octubre de 2010

HAZ COMO EL SOL


No te aferres al pasado
ni a los recuerdos tristes.
No abras la herida que ya cicatrizó.
No revivas los dolores y sufrimientos antiguos.
Lo que pasó, pasó... 
De ahora en adelante,
pon tus fuerzas en construir una vida nueva, 
orientada hacia lo alto, y camina de frente, sin mirar atrás.
Haz como el sol que nace cada día, 
sin pensar en la noche que pasó.
Vamos, levántate...
porque la luz del sol está afuera!

sábado, 23 de octubre de 2010

LA ADMIRACION:


UN CAMINO HACIA LA EXCELENCIA.

La admiración es la capacidad de asombro que manifestamos ante el éxito de los demás; la envidia es el dolor profundo que nos corroe y enferma ante el triunfo ajeno.

La admiración es la facultad superior que solamente poseen quienes aprenden de los triunfadores; envidia es la característica principal de los soberbios y constante permanente de los mediocres.

La admiración es el requisito indispensable para disfrutar de las manifestaciones de la creación; la envidia en cambio, siempre observa aquello que invalida la perfección espontánea.

La admiración es el éxtasis sublime ante lo desconocido, sentimiento que alimenta al descubridor y alienta al investigador; la envidia lo explica todo con una simplicidad aberrante y con una lógica sin sentido.

La admiración aprecia el esfuerzo y la tenacidad sincera; la envidia descalifica el sacrificio y la entrega, justificando el éxito como producto de la casualidad o la buena suerte.

La admiración estimula al líder para aprender, emular y luchar, lo reta, lo anima, lo ennoblece; para los mediocres la envidia es la fuente principal para resentirse, vengarse, justificarse y encerrarse en si mismos.

El líder de Excelencia se admira al contemplar el crecimiento de sus seguidores, y ve justificados sus esfuerzos por transmitir su sabiduría; en cambio el envidioso esconde en lo más hondo sus conocimientos y le duele profundamente que lo superen sus subordinados.

El líder de Excelencia esta consciente que su grandeza radica en su capacidad de desarrollar seres superiores, sabe que en su capacidad de asombro esta en crecimiento infinito, esta consciente que es una facultad natural que todo humano posee al nacer y se esfuerza  por mantenerla toda la vida, para poder disfrutar y admirar todos los días la creación de Dios.


martes, 19 de octubre de 2010


Los tres últimos deseos 
de Alejandro El Grande
  




Encontrándose al borde de la muerte, Alejandro convocó a sus generales y les comunicó sus tres últimos deseos:
1 - Que su ataúd fuese llevado en hombros y transportado por los mejores médicos de la época.
2 - Que los tesoros que había conquistado (plata, oro, piedras preciosas), fueran esparcidos por el camino hasta su tumba, y...
3 - Que sus manos quedaran balanceándose en el aire, fuera del ataúd, y a la vista de todos.
Uno de sus generales, asombrado por tan insólitos deseos, le preguntó a Alejandro cuáles eran sus razones.
Alejandro le explicó:
1 - Quiero que los más eminentes médicos carguen mi ataúd para así mostrar que ellos NO tienen, ante la muerte, el poder de curar.
2 - Quiero que el suelo sea cubierto por mis tesoros para que todos puedan ver que los bienes materiales aquí conquistados, aquí permanecen.
3 - Quiero que mis manos se balanceen al viento, para que las personas puedan ver que vinimos con las manos vacías, y con las manos vacías partimos, cuando se nos termina el más valioso tesoro que es el tiempo.
Al morir nada material te llevas, aunque creo que las buenas acciones son una especie de cheques de viajero.
"EL TIEMPO" es el tesoro más valioso que tenemos porque ES limitado. Podemos producir más dinero, pero no más tiempo. Cuando le dedicamos tiempo a una persona, le estamos entregando una porción de nuestra vida que nunca podremos recuperar, nuestro tiempo es nuestra vida. EL MEJOR REGALO que le puedes dar a alguien es tu tiempo y SIEMPRE se le regala a la familia o a un buen amigo.
Que Dios te colme de bendiciones.
 

sábado, 16 de octubre de 2010


Claves para afrontar la dificultad

                                                                                   

 

"A pesar de lo intensa que sea la presión sufrida debemos mantener la calma"

1 Aceptar lo que no podemos cambiar
Practicar la aceptación sin hacernos muchas preguntas, especialmente de esas que no tienen una respuesta clara y satisfactoria en el momento, nos permitirá hacer algo concreto para afrontarlo y superarlo. 

2 Canalizar las emociones negativas

Reconocerlas y aceptar que están presentes en nosotros hará que podamos canalizarlas sin que se queden represadas en nuestro interior convirtiéndonos en una olla de presión. Aprendamos a desarrollar nuestra inteligencia emocional 

3 Mantener una actitud positiva

A pesar de lo intensa que sea la presión por los conflictos, debemos mantener la calma. Recordemos que las dificultades son parte de un proceso que nos mantiene creciendo y cambiando. Si continuamos viviendo los mismos dramas, tal vez sea porque aún no hemos aprendido la lección que la vida está enseñándonos. 

4 Fortalecer la fe y el espíritu de superación

Confiando en Dios, y con una fe inquebrantable, enfrentemos la situación con la certeza de que no habrá obstáculos que no podamos superar. Cada uno es un reto y una oportunidad de mostrar nuestra determinación.  
5 Reforzar nuestra estima
Rescatar el aprecio y el valor hacia nosotros haciendo contacto con nuestros talentos, dones y capacidades. Evitar pensar en las limitaciones, errores y fracasos del pasado. 

6 Busquemos soluciones

En lugar de quedarnos pegados en lo que pasó, pensando en lo que pudimos haber hecho para evitarlo, sintiéndonos culpables, tratándonos con dureza o peleándonos con los demás, vale la pena movernos en busca de la solución. Probemos cambiar la forma en la que reaccionamos ante las situaciones que nos afectan. 

7 Tomar responsabilidad sobre nuestras elecciones y acciones

La única forma en la que podemos terminar con todas aquellas situaciones que nos desaniman y nos hacen infelices es tomando la decisión valiente de cambiar nuestra actitud y comportamiento para terminar con ellas. Por eso, la mejor manera de mantenernos despiertos y concentrados es estar dispuestos a hacer lo que sea necesario para lograrlo. 

8 Estar 15 minutos contigo mismo

Mi recomendación es que pongas tu despertador 15 minutos antes para no robarle tiempo a tus ocupaciones. Si dedicas esos primeros minutos de la mañana, cuando estás fresco y descansado, a meditar, esa pausa te va a recargar, porque en la pausa habita la serenidad y la fortaleza del alma.

lunes, 11 de octubre de 2010


Sé tu mismo

Especialmente no finjas afectos. Tampoco seas cínico respecto del amor, porque frente a toda aridez y desencanto, el amor es perenne como la hierba. Recoge mansamente el consejo de los años, renunciando con naturalidad a las cosas de la juventud. Nutre tu fuerza espiritual para que te proteja en la desgracia repentina. Pero no te angusties con fantasías, muchos temores nacen dela fatiga y de la soledad. Junto con una sana disciplina sé amable contigo mismo. Tú eres una criatura del universo, no con menos valor que los árboles y las estrellas; tú tienes derecho a estar aquí y, te resulte evidente o no, sin duda el universo se desenvuelve como debe. Por lo tanto, mantente en paz con Dios, de cualquier forma que lo concibas y cualesquiera que sean tus trabajos y aspiraciones. Mantén en la ruidosa confusión paz con tu alma.
Con todas sus farsas, trabajos y sueños rotos, este sigue siendo un mundo hermoso. Ten cuidado, esfuérzate por ser feliz.

martes, 5 de octubre de 2010




En la India se enseñan las "Cuatro Leyes de la Espiritualidad"

La primera dice:

" La persona que llega es la persona correcta"


Es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.

La segunda ley dice:

"Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido"


Nada, pero nada, absolutamente nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. No existe el: "si hubiera hecho tal cosa...hubiera sucedido tal otra...". No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.


La tercera dice:  

"En cualquier momento que comience es el momento correcto"


Todo comienza en el momento indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.

Y la cuarta y última:

  "Cuando algo termina, termina"

Simplemente así. Si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia. Creo que no es casual que estén leyendo esto, si este texto llegue a nuestras vidas hoy; es porque estamos preparados para entender que ningún copo de nieve cae alguna vez en el lugar equivocado!


viernes, 1 de octubre de 2010

LA LUCHA


En los acantilados,
oyendo el agua romperse entre las rocas,
mis sueños adquieren formas en la noche
y mi alma se hunde en el océano
jugando con las olas.
Y allí... en la noche,
en la inmensidad de aquellas sombras
me siento más pequeña
y una lucha tan grande entra en mi alma,
que quisiera elevarme en el espacio
y dejar para siempre las tranquilas aguas.
Mas no puedo arrancarme de este embrujo.
No puedo, aunque quisiera.
Pues aquí moran mis ideas y mis sueños
y allá arriba... yo no sé lo que me espera.
Aquí tengo mis rocas, mis espumas,
mis peces, corales y sirenas.
Y allá en lo alto, no conozco a nadie;
ni luceros ni nubes, ni siquiera estrellas.
Mi corazón me susurra muy adentro:
¡Quédate con nosotros,
no busques una nueva senda!
Y mi alma ansiosa de aventuras me grita:
¡No hagas caso, vuela a las estrellas