Especialmente
no finjas afectos. Tampoco seas cínico respecto del amor, porque frente a
toda aridez y desencanto, el amor es perenne como la hierba. Recoge
mansamente el consejo de los años, renunciando con naturalidad a las cosas de
la juventud. Nutre tu fuerza espiritual para que te proteja en la desgracia
repentina. Pero no te angusties con fantasías, muchos temores nacen dela
fatiga y de la soledad. Junto con una sana disciplina sé amable contigo
mismo. Tú eres una criatura del universo, no con menos valor que los árboles
y las estrellas; tú tienes derecho a estar aquí y, te resulte evidente o no,
sin duda el universo se desenvuelve como debe. Por lo tanto, mantente en paz
con Dios, de cualquier forma que lo concibas y cualesquiera que sean tus
trabajos y aspiraciones. Mantén en la ruidosa confusión paz con tu alma.
Con todas
sus farsas, trabajos y sueños rotos, este sigue siendo un mundo hermoso. Ten
cuidado, esfuérzate por ser feliz.
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lunes, 11 de octubre de 2010
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