En
los acantilados,
oyendo el agua romperse entre las rocas,
mis sueños adquieren formas en la noche
y mi alma se hunde en el océano
jugando con las olas.
oyendo el agua romperse entre las rocas,
mis sueños adquieren formas en la noche
y mi alma se hunde en el océano
jugando con las olas.
Y allí...
en la noche,
en la inmensidad de aquellas sombras
me siento más pequeña
y una lucha tan grande entra en mi alma,
que quisiera elevarme en el espacio
y dejar para siempre las tranquilas aguas.
en la inmensidad de aquellas sombras
me siento más pequeña
y una lucha tan grande entra en mi alma,
que quisiera elevarme en el espacio
y dejar para siempre las tranquilas aguas.
Mas no puedo arrancarme
de este embrujo.
No puedo, aunque quisiera.
Pues aquí moran mis ideas y mis sueños
y allá arriba... yo no sé lo que me espera.
No puedo, aunque quisiera.
Pues aquí moran mis ideas y mis sueños
y allá arriba... yo no sé lo que me espera.
Aquí tengo
mis rocas, mis espumas,
mis peces, corales y sirenas.
Y allá en lo alto, no conozco a nadie;
ni luceros ni nubes, ni siquiera estrellas.
mis peces, corales y sirenas.
Y allá en lo alto, no conozco a nadie;
ni luceros ni nubes, ni siquiera estrellas.
Mi corazón
me susurra muy adentro:
¡Quédate con nosotros,
no busques una nueva senda!
Y mi alma ansiosa de aventuras me grita:
¡Quédate con nosotros,
no busques una nueva senda!
Y mi alma ansiosa de aventuras me grita:
¡No hagas caso,
vuela a las estrellas
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